Lo que odio de la blogosfera (El retorno)
He vuelto...Por reclamo popular, y porque en este 2017 seguís poniéndome muy nerviosa, llega la segunda entrega de "Cosas que odio de la blogosfera" para seguir ganándome enemigos, o no. Si no os pasasteis por el primer episodio de esta saga, ya estáis tardando, hasta os dejo por aquí el enlace
De nuevo repito que no es mi intención, ni mucho menos, ser el azote de las bloggers y que si tiráis de hemeroteca seguramente encontraréis muchos de estos fallos en mis redes sociales. Os invito a que lo hagáis, de hecho. Partiendo de que nadie está libre de pecado, seguiré tirando piedras porque además me he percatado de que este tipo de post me divierten mucho y por lo que refleja mi Google Analytics, a vosotros también. Así que, de nuevo, atentos por si cometéis estas tontás, en vosotros está cambiar de rumbo... GO!
- Me creo Paulo Coelho: en Instagram levantas una piedra y te salen siete u ocho poetas, y cuatro o cinco coaches. Ya, claro. La moda de poner una foto "como si no estuviera mirando" junto a una fracesita célebre no la entiendo, es que no se cree nadie que esas citas sean de cosecha propia, ni de coña. Y ya cuando me ponéis cancioncitas de Pablo Alborán y compañía es que es "pa mataros". Fin de la cita.
- ¿Mujer o valla publicitaria? Alucino con el punto hasta el que habéis comercializado vuestra vida. Una cosa es ganarse el pan de cada día con contratos publicitarios, que me parece estupendo, y otra es comercializar todas y cada unas de las facetas de tu vida, creando además una imagen bastante irreal. ¡Que no es creíble que estés maquillada en pijama y te pongas un café en una supertaza molona con tu nueva cafetera genial que te han regalado! Ome, por favor...Además, me publicitáis unas cositas...¿tenéis que decir a todo que sí? Todavía recuerdo cuando me ofrecieron publicitar un ventilador para mi coche. Señora, ¿no ve usted que esto es un blog de moda
- Niños como reclamo publicitario: A colación del punto anterior, esto sí que tiene delito. A ver, partiendo de la base de que cada uno puede hacer con su vida lo que le dé la real gana, y que no soy quien para juzgar a nadie (Paz y amor, hermanos), este tema hay que pensárselo muy mucho. A diario veo blogs y cuentas de Instagram en la que los hijos de las administradoras se han convertido en auténticos reclamos publicitarios. ¿Es lícito esto?, ¿os habéis parado a pensar si en futuro vuestros hijos estarán de acuerdo? Es que, de verdad, hay cuentas en las que no se deja nada a la privacidad de unas criaturas que todavía no tienen poder de decisión y de las que tenemos que velar por sus imágenes en la red.
Y no me refiero a sacar tus hijos en internet, nada de eso, estoy hablando en utilizar a tu hijo como un maniquí para publicitar marcas y hablar de productos sin el menor reparo. Yo, al menos, me lo pensaría...
¿Quién organiza esto?, ¿realmente toca?, ¿qué clase de organización instagramera lo pone en marcha? Quiero saberlo, RIGHT NOW!
Para seguir dándole un punto de interés a este humilde blog de moda, y que paséis un buen rato, seguiremos arreándole mamporrazos a lo que es la blogosfera en sí. Y para adelantar el siguiente tema os planteo una pregunta, ¿de verdad pensáis que la influencia de los llamados influencers es tan grande? Solo pensad en Dulceida o Pelayo y su manera de reinventarse en televisión porque en las redes ya hay poco que rascar. Ojo que con esto estoy tirando piedras sobre mi propio tejado pero, ¿no es la pura realidad?
¿Te espero en el siguiente?
¡Feliz miércoles!
jajaj muy bueno, si que deben tener límites, sobre todo con los niños, también el detallar y ofrecer toda tu vida a nivel reality por los stores de instagram me parece patético, bueno depende de la persona si quiere verse "desnuda" para todos... Ojo no digo que haya stores de algunos momentos, pero de toda tu vida a cada segundo ¿What?. Muchos besos!
ResponderEliminarJajaja no sé si llevo muchos años o que que alucino con mil cosas! Los giveawyyyy son pa otro post
ResponderEliminarDe verdad hija, menos mal que sigue quedando gente que dice las cosas con claridad y tal y como son. ¡Eres auténtica, Marina!
ResponderEliminar